La relación entre la salud mental y el alcohol: Cómo dejar de beber mejora tu vida
Tanto si te has visto directamente afectado como si no, no se puede negar que la reciente pandemia pasó factura a todos, tanto física como mentalmente. Las restricciones nos obligaron a cambiar nuestros comportamientos, reorganizar nuestras vidas y vivir bajo una nueva normalidad.
Las horas que pasamos encerrados en casa nos llevaron inevitablemente a adquirir malos hábitos, comer más, hacer menos ejercicio y beber más alcohol.
En el Reino Unido, más de 1 de cada 6 adultos aumentó su consumo de alcohol durante la pandemia. En un estudio reciente, se observó que había una asociación significativa entre el aumento del consumo de alcohol y la mala salud mental. Esto tiene dos explicaciones: o bien las personas con mala salud mental son más propensas a beber más en un intento de aliviar su tristeza, o bien el consumo regular de alcohol acaba provocando depresión y ansiedad.
Es más que probable que ambas cosas se entrecrucen y que una persona con mala salud mental descubra que el alivio efímero de la bebida no dura mucho, lo que le lleva a una depresión más profunda.
Este círculo vicioso es difícil de romper, pero reconocer el vínculo puede ayudar a las personas a liberarse. Otro aspecto que también contribuye es aprender que hay otras formas más eficaces de gestionar la salud mental.
Los primeros días sin alcohol
Teniendo en cuenta cuánto bebas normalmente y, si tienes una adicción, es importante que pidas consejo a tu médico de cabecera antes de dejar de beber por completo. Sin embargo, si eres un bebedor moderado pero regular, no hay mejor momento para dejar de beber que ahora mismo. Apenas unos días después de dejar de beber, notarás una gran diferencia.
Si normalmente pasas uno o dos días sin beber, probablemente no notarás ningún cambio real en este corto plazo, pero la clave es persistir.
A medida que pasen los días, notarás que por las noches se descansa mejor. Una notable mejora de tu memoria y una mayor capacidad para funcionar en el día a día.
Es un hecho bien conocido que tener una mejor calidad de sueño mejora la salud mental. Dormir bien nos permite consolidar nuestros recuerdos, reponer la función cognitiva y regular nuestros procesos corporales naturales, como la regeneración celular y la eliminación de toxinas. Tu cuerpo te lo agradecerá y recompensará en consecuencia. Una mejor salud física lleva a una mejor salud mental. Además, descubrirás que tu estado de ánimo irá mejorando poco a poco a medida que el cuerpo aprende a recuperarse.
Después de un mes sin alcohol
La clave de todo esto es persistir. Si has logrado pasar un mes sin beber, lo más probable es que tengas mucho más éxito a largo plazo ahora que has visto las mejoras. No te desanimes por el hecho de que tu cuerpo estará lidiando con este nuevo cambio y, por lo tanto, necesitará tiempo para adaptarse. En muchos casos, es normal esperar fluctuaciones en tu estado de ánimo mientras tu cuerpo se adapta.
Una vez pasado el mes, no sólo verás que el sueño sigue mejorando considerablemente, sino que también notarás que tu aspecto físico comienza a mejorar. Una piel más brillante y una menor inflamación son dos cosas más que notarás una vez que dejes de beber. También sentirás que tu estado de ánimo mejora a medida que tu cuerpo descansa mejor y está más hidratado. Dejar de beber durante un solo mes puede tener un gran impacto positivo en tu salud y también te ayuda a ahorrar dinero.
No es de extrañar, pues, que tener más dinero, más energía y una piel mejor pueda mejorar tu bienestar mental general.
A largo plazo
Debemos tratar nuestra mente con cuidado y recordar que todo lo que elegimos para comer o beber puede tener un impacto duradero en nuestra salud mental. El alcohol suele estar al alcance de las personas que luchan con sus pensamientos. La depresión y la ansiedad pueden calmarse con el alcohol durante un breve periodo de tiempo y esa gratificación instantánea es lo que hace que la gente siga buscando más.
A decir verdad, los beneficios son efímeros y una vez que vuelven esos sentimientos negativos, puede ser fácil volver a coger la botella. Este ciclo puede llevar a la dependencia y rara vez ayuda a la situación. No sólo tiene un impacto devastador en el cuerpo y la mente, sino que puede llevar a la adicción y tener efectos devastadores en la capacidad del individuo para mantener el trabajo o las relaciones.
Recuerda que no hay dos caminos iguales ni tampoco las formas de transitarlos son iguales. Recuerda siempre que la clave es seguir adelante y tomarse cada experiencia con calma. Cuanto más te esfuerces, mayor será la recompensa, sólo recuerda seguir adelante.
Este es tu camino, tu cuerpo y tu mente están en juego. Sigue adelante y no te dejes caer en la tentación. Ponerle una pausa a la bebida no tiene por qué ser para siempre, pero es importante que veas los beneficios reales antes de tirar la toalla. Si te resulta difícil ser positivo en este momento y has visto días mejores en lo que respecta a tu salud mental, prueba a dejar el alcohol y ver a dónde te lleva esta nueva experiencia sin alcohol.
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